…que guardaba desde hace muchísimo tiempo en el trastero de la casa vieja y que han reposado en el trastero de la actual desde el 25 de noviembre pasado.
Una tabla bastidor para encuadernar y una piedra para chiflar pieles, de las que me he desprendido esta tarde porque ya me he dado cuenta de que jamás voy a encuadernar en casa.
Cuántas cosas llegamos a almacenar…
Para los hispanohablantes del continente americano, chiflar tiene otra acepción, por eso he puesto el enlace para que vean a qué me refiero.
Cambiando de tercio —como dicen los taurinos— ayer, finalmente, no pude hacer el manuscrito de mi nieto. Por la noche estaba buscando el pergamino que me falta.
Con el pergamino que tengo controlado llego hasta la página 160, pero el texto escrito necesita 191, de manera que me faltan 31 páginas que son 8 pliegos, es decir: he de conseguir dos pieles de oveja.
Hoy he hecho tan solo una página, pero bueno. Estoy contento. Estos progresos debería publicarlos en mi Diario de un copista medieval del siglo XXI, pero bueno. No hay que ser tan estricto.
Y, en fin, no me extiendo más, que yo me conozco y sé que me lío y puedo llegar a aburrir a las ovejas. Y no quisiera, que las ovejas aburridas dan mal pergamino y eso va en contra de mis intereses.