Ciertamente, no puedo quejarme. He tenido mucho tiempo para mi y he conocido dos escritores estupendos, uno de los cuales a través de su web, parece que tenía archivos en el ordenador desde hace dos o tres o cuatro años, ya no lo sé ni me importa. Al fin y al cabo, nada de lo que estoy escribiendo importa. Pero sí la referencia a uno de los dos, el que estoy leyendo, “El amor y otras idioteces” de José Pedro Manglano. Ed. Planeta. Además he quitado el plafón de la lámpara más luminosa del salón y he aprendido que hay que hacerlo con apoyo. Por poco no me mato. O rompo el plafón. Esta segunda opción es más viable que la anterior, no hay que exagerar. No se puede guardar tanto en tantas carpetas y subcarpetas. En fin, vuelvo a mi ocupación anterior a la de la retirada del plafón para su posterior limpieza y voy a seguir con lo que estaba haciendo.